Las cámaras de rastreo son una herramienta muy utilizada para monitorear la vida silvestre, y uno de sus mayores beneficios es su naturaleza no invasiva. Una cámara de rastreo (también conocida como cámaras remotas o de vida silvestre) se monta fácilmente en un árbol con el uso de un cable, una cuerda elástica o un soporte atornillado. Supervisa el movimiento de forma remota y comenzará a grabar fotos y videos una vez que su sensor detecte cambios. Su calidad discreta permite tener una idea de la actividad diurna y nocturna de los animales salvajes, sin interferir con sus movimientos y comportamientos naturales. Por lo tanto, es una gran herramienta para investigadores y aficionados por igual.

Sin embargo, las cámaras de seguimiento a menudo se colocan cerca del suelo y no son exactamente invisibles.

Entonces, cuando encuentra su cámara de seguimiento manipulada, ¿quién es su primer sospechoso? ¿Viento fuerte, adolescentes molestos, una montura defectuosa?

¿Qué tal un bandido enmascarado?

Nuestro culpable más frecuente de modificaciones de cámara no aprobadas es nuestra población local de mapaches. Conocidos por su curiosidad y sus manos diestras, son rápidos para explorar elementos y características novedosas y hacer ajustes incidentales. De hecho, el origen de su nombre incluso hace referencia a su enfoque práctico. La palabra mapache se deriva de la palabra Powhatan "aroughcun", que se traduce como "animal que araña con las manos". De manera similar, los aztecas se referían a los mapaches como “mapachitli”, que significa “el que toma todo en sus manos”. Como podemos ver claramente en estos videos, los mapaches no podrían haber recibido un nombre más apropiado.

Ajustando, manipulando y volteando la cámara al revés, estos mapaches sin duda saben cómo dejar su huella.

Como podemos ver en esta próxima captura, los mapaches no están solos en su curiosidad. Aquí, un visitante coyote se detiene para darle un breve empujón a la cámara antes de continuar en la noche.